Andrés Calamaro: el cantante popular

El músico se presentó anoche en el estadio de Andes Talleres ante unas siete mil personas. Fue una hora y cincuenta minutos de canciones simples, directas y precisas, de hoy y de siempre, que tuvieron como denominador común el buen gusto.

Este Andrés Calamaro versión 2008 no tiene muchas
variantes. Es un músico decidido a disfrutar de su obra, con su gente y sus amigos. Así de simple y sencillo. Y eso quedó demostrado en el concierto que ofreció anoche en la cancha de fútbol del estadio de Andes Talleres, que se vio bastante colmada con las más de siete mil personas que fueron a disfrutar de una jornada de buena música.
Si bien la excusa fue presentar en vivo las canciones de “La lengua popular”, tal como acostumbra el artista hubo un repaso para otras canciones y, de paso, profundizar algunos discos. Esta vez, le tocó el turno a “Alta suciedad”, del cual se hicieron varias canciones pero también hubo espacio para temas de “El salmón”.

A las 21.40, las luces se apagaron para darle paso a que la banda –precisa, prolija, contundente- subiera a escena y arrancara con una furiosa versión de “El salmón”. Desde ese mismo momento, todo quedó en manos de un artista que, casi a la fuerza, ha tenido que empezar a tomar las riendas de un show que lo obliga a transformarse en frontman –tal vez contra todas sus ganas- distinto: más limitado pero carismático.Calamaro no es de hablar mucho con el público. Es más, sus mayores intercambios se producen a la hora de improvisar una letra. Pero con eso basta como para saber que existe una complicidad que le permitirá manejar las riendas de manera impecable.



Así, con las cartas sobre la mesa, empezaron a aparecer las canciones: “Los chicos”, “Señal que te he perdido”, “Crímenes perfectos”, ” Carnaval de Brasil”, “Mi gin tonic”, “Loco”, “Te quiero igual”, “Soy canalla (en homenaje a Alberto Olmedo), “Los aviones”, “Tuyo siempre”, “Ok, perdón”, “Los mareados (tremenda versión acompañado por los coreutas de La Bersuit), “Estadio Azteca” (con olvido de letra incluido), “Cinco minutos más (minibar)”, “El día de la mujer mundial”, “Me arde”, ”Flaca”, “Alta suciedad” (impresionante y furiosa versión) y dejar para los bises canciones de peso como “Costumbres argentinas” (la única canción donde apareció el Calamaro tecladista y cantante), ”Canal 69” y “Paloma”, ya transformada en un verdadero himno.


En el medio hubo lugar para el recuerdo de Jorge Guinzburg, un apoyo explícito a Los Redondos y apelar más de una vez a la mística peronista, con frases del General o simples alocuciones.
Logicamente que todo esto se dio en el marco de un recital que contó con un muy buen escenario, tres excelentes pantallas de video (una de ellas, la que estaba en el fondo del escenario, de leds), gran edición de imágenes y un sistema de luces y sonido impecable, como ya nos estamos acostumbrando los mendocinos a disfrutar.

Además, AC presentó una banda impecable, compuesta por músicos de los españoles Fito & Fitipaldis (Candy Caramelo, José "El Niño" Bruno) más el mendocino Tito Dávila -¡impecable!-, los guitarristas Julián Kanevsky y Diego García; y las voces de la Bersuit (Cóndor Sbarbati y Dani Suárez). Gracias a ellos, la versatilidad musical y la variedad estilística (bossa nova, blues, flamenco pop, melodías Beatles, sonidos dylanescos y hasta fusión latina) hicieron que el show fuese altamente disfrutable.



Andrés Calamaro volvió a Mendoza y ofreció un show a corazón abierto, con esas canciones que sabemos todos y esas melodías que hacen mover los pies. Sin lugar a dudas, un cantante popular y de muy buen gusto